Artículo publicado por nuestro compañero Florent Marcellesi en EL DIARIO.
Australia arde y los temporales se ceban con la costa española. Donald Trump y Greta Thunberg se encaran en Davos. El cambio climático es una realidad científica y empírica. Y es un campo de batalla político. Afortunadamente, tanto el Parlamento Europeo como el Gobierno español son más de Greta que de Trump y han declarado la emergencia climática. En cuanto a la Comisión Europea, sin llegar a sumarse al carro de la emergencia, ha puesto su Green New Deal, o sea el «Pacto Verde Europeo», como prioridad de su mandato para los cinco próximos años. Al menos en Europa soplan vientos favorables a la transición ecológica. Pero ¿serán vientos suficientes para llegar a buen puerto climático?
Sin duda son pasos adelante. El mero hecho de marcar la lucha climática como eje central y transversal a nivel europeo y español abre perspectivas de acción potentes. Lanza un mensaje claro tanto a actores privados como públicos para inversiones y cambios estructurales. La era de los combustibles fósiles tiene que quedar atrás y el futuro pertenece a la descarbonización de la economía. El viejo continente rejuvenece gracias a la acción climática y, ante el negacionismo o inacción de otras grandes potencias, hasta la UE tiende a liderarla a nivel mundial. Las velas del futuro son velas climáticas.
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