Texto de nuestro compañero Adrián Almazán en EL DIARIO
El colapso era, entre otras cosas, esto. No solamente escasez de energía –reflejada, por ejemplo, en la inestabilidad del precio del petróleo–, desestabilización climática –con mayor incidencia de fenómenos climáticos extremos como el Gloria–, erosión del suelo fértil, dificultades de acceso al agua dulce o pérdida de biodiversidad. Como nos recuerda Ahmed Nafeez, era bien sabido que la intensificación de la globalización de la industria combinada con los cambios de uso de suelo masivos y las transformaciones climáticas podían generar pandemias globales fruto del trasvase de enfermedades animales entre sí y de éstos a los humanos. Es decir, el coronavirus es sólo uno de los probables casos de pandemia global que se vendrán a sumar las perspectivas de colapso en este siglo XXI. Desastres que, lejos de ser naturales, se convertirán en manifestaciones de la capacidad social de respuesta a un estado de emergencia que ha llegado para quedarse. Seguir leyendo