Artículo de nuestro compañero Antonio Serrano, pùblicado en Sistema
A punto de afrontar una Navidad atípica -también desde la perspectiva de una previsible menor explosión del consumo que caracteriza esta época- como consecuencia de una pandemia que lleva nueve meses trasformando nuestras vidas y, en parte, hasta las relaciones de producción, acaba de publicarse la información sobre la “huella ecológica” y su relación con la “biocapacidad” territorial[1]. Información que recogemos anualmente en estas páginas (pese a ser un indicador que se calcula con tres años de retraso) porque es útil como indicador sintético de sostenibilidad ambiental, al estimar la oferta y la demanda de la biocapacidad de la Tierra (y/o de un país o territorio determinado), a partir de datos oficiales publicados por Naciones Unidas, en este caso para el período 1961-2017.
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