Artículo de nuestra compañera Maria Novo en EL DIARIO.
Nos ha tocado vivir en tiempos difíciles. No porque la vida sea compleja –siempre lo fue- sino porque nuestra relación con la naturaleza ha contribuido a desarticular los sistemas naturales que constituyen el hábitat de muestra especie. Hemos desbordado los límites de la Biosfera y roto la variabilidad de muchos procesos ecológicos, lo que nos ha traído a un mundo incierto y lleno de riesgos. En este escenario, la moda del «aquí y ahora» ha impregnado el imaginario colectivo. Hemos preferido quemar las naves del presente antes que prever un futuro sostenible para nuestros hijos y nietos.
Los actuales sistemas de vida son muy vulnerables. No solo por su tamaño, sino por la intrincada red de relaciones de todo tipo que los mantiene. En esas condiciones de alta complejidad, cualquier pequeño fallo en una parte del sistema afecta seriamente al conjunto. Y un diminuto virus, una bacteria, pero también una colilla en un bosque o una decisión equivocada a la hora de pulsar un botón, pueden poner en jaque a toda la sociedad mundial. Este es el mundo que hemos creado. Nos guste o no, es lo que hay. Seguir leyendo