Casi el 90% de los 540.000 millones de dólares en subsidios globales otorgados a los agricultores cada año son «dañinos», según ha descubierto un sorprendente informe de la ONU. Este apoyo agrícola daña la salud de las personas, alimenta la crisis climática, destruye la naturaleza e impulsa la desigualdad al excluir a los pequeños agricultores, muchos de los cuales son mujeres.
Si se cambiaran las reglas y los criterios de adjudicación (apoyo pequeños agricultores, premiar manejos ecológicos, ganadería extensiva…) ayudarían a luchar contra la pobreza, mejorar la nutrición y abordar de forma simultánea la emergencia climática. Resulta urgente alinear los cambios en el sistema alimentario con las medidas para abordar la crisis ecosocial.
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