
Artículo de nuestro compañero Jorge Riechmann en Viento Sur
El punto de partida para cualquier reflexión sobre este asunto debería ser algo así: si los medios destruyen los fines, urge buscar otros medios. Una sedicente defensa que degrada (o directamente destruye) los bienes y valores que supuestamente se trata de defender es un contrasentido estratégico. Y eso es precisamente lo que sucede con el rearme europeo que ahora se está propugnando: los valores de paz, bienestar social, protección ecológica, etc (en fin, lo que se supone son los “valores europeos”) resultan frontalmente contrariados por el rearme y la militarización social. Josep Ramoneda, que no es ningún extremista, califica como nihilismo semejante deriva.[1]
El País editorializa contra “las izquierdas no socialdemócratas”, considerando que su “discurso pacifista y anti-OTAN” está “desconectado de la realidad contemporánea o es deudor de un mundo que ha dejado de existir”. Y acusa al (por desgracia débil) pacifismo español de “seguir predicando el desarme unilateral frente al imperialismo”…[2]
Pero no es el “desarme unilateral frente al imperialismo” lo que defiende el antimilitarismo. El Centre Delàs ha promovido un manifiesto que, junto con muchos miles de personas y más de ochocientas organizaciones, yo también he firmado: “No nos resignamos al rearme y a la guerra en Europa”.[3] Léase ese texto con atención: no se encontrará por ninguna parte ese atolondrado “desarme unilateral frente al imperialismo” contra el que arremete El País.
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