Pensar la transición: enseñanzas y estrategias económico ecológicas. Oscar Carpintero
Documento de referencia: Pensar la transición: enseñanzas y estrategias económico ecológicas
Las economías solidarias y las transiciones socioecológica. Jose Luis Fdez Casadevante Kois
Documento de referencia: Experimentar otras economias. Una panorámica de las prácticas alternativas de consumo.
La sesión arrancó con la intervención de Oscar Carpintero, tomando como base para su ponencia el texto publicado con Jorge Riechmann en el número 16 de la Revista de Economía Crítica, . Al inició vino a plantear la idea de Transición como el cambio de un régimen socioecológico a otro régimen socioecológico distinto. Estos procesos, en general, van a suponer siempre una transformación cualitativa desde un estado de ese sistema hacia otro estado diferente, y es la dimensión cualitativa la que permite distinguir los procesos de transición como cambios que van más allá de meras variaciones marginales o incrementales en el estado de cosas precedente. Estas transformaciones tienen que ver, sobre todo, con modificaciones importantes de la estructura socioeconómica (producción, consumo, tecnología) y la forma en que se establecen las relaciones economía-naturaleza en esa sociedad.
A lo largo de la historia se han dado tanto procesos de colapsos socioecológicos (Mayas, Isla de Pascua, los vikingos en Groenlandia…) así como de casos de sociedades capaces de reorientar sus economías y su relación con la naturaleza. Aunque el principal reto es que en lo que atañe al metabolismo socioeconómico, el paso o transición de un sistema a otro por parte de una sociedad siempre ha implicado un aumento importante en la utilización de recursos naturales (de sociedades forrajeras a agrícolas, de la industrialización al capitalismo global) y será la primera vez en la historia que hay un cambio de modelo socioecológico hacia sociedades con menor disponibilidad de energía y recursos.
Ni la retorica del crecimiento económico para repartir posteriormente, ni las esperanzas en la mejora tecnológica van a permitirnos salir del atolladero en el que nuestras sociedades se encuentran. Una de las claves es reintroducir la noción de redistribución e igualdad como llave para pilotar con equidad transiciones socioecológicas, una tarea que obliga a un cambio de imaginarios donde se asuma una noción de bienestar como un compuesto de tres elementos: riqueza en bienes, riqueza en tiempo y riqueza relacional.
Una reto de este tipo debería asumir cuatro principios clave que orienten toda intervencción:
– Renovabilidad en las fuentes energéticas.
– Cierre de ciclos de materiales en los procesos productivos.
– Suficiencia, redistribución y autocontención con regulación democrática.
– Principio de precaución.
Y esto debería conjugarse con cuatro posibles objetivos intermedios, (indicadores) diferentes al PIB, para una estrategia de transición socioeconómica y socioecológica (sobre todo en los países ricos):
– La reducción de la huella ecológica o de los requerimientos totales de materiales per cápita de un país.
– La reducción del Índice de Gini que mide la desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza.
– La reducción y el reparto de todo el tiempo de trabajo necesario para el funcionamiento de la sociedad (lo que incluye el trabajo mercantil y el no mercantil.
– El mantenimiento de un suelo de gasto social
Para finalmente perseguir unos objetivos concretos en las tres dimensiones que deber contemplar un proyecto de este tipo:
Sostenibilidad:
– Una política general de gestión integrada de la demanda en el uso de
recursos básicos (energía, agua y materiales), y de gestión de los residuos
– Un modelo alimentario sostenible basado en la agroecología
– Una reconversión industrial con transición justa: ecología industrial y
producción limpia
– Ordenar y planificar el territorio con criterios de equidad y sostenibilidad.
Igualdad:
– Tener un sistema fiscal potente es necesario por un doble motivo: a) para conseguir recursos con los que poder financiar la transición ecológico-social del modelo y, b) para ganar en equidad e igualdad social por medio de la progresividad en la recaudación y el empleo de los recursos
– Disponer de medios con los que financiar, estableciendo un suelo social, unos servicios públicos vigorosos en los ámbitos de los derechos sociales básicos: sanidad, educación y servicios sociales.
Democracia económica:
– Promover cooperativismo
– La democracia económica es una economía de mercado: existen mercados de bienes de capital y de bienes de consumo (aunque no mercados de trabajo ni mercados de capitales)
– La nueva inversión se controla socialmente : el fondo de inversiones es generado mediante impuestos. No hay banca privada. No hay acciones, ni bonos, ni instrumentos financieros especulativos
– El Gobierno central -y quizá también otras administraciones- funciona como empleador de último recurso, ofreciendo un empleo relativamente poco remunerado a cualquier persona físicamente apta que quiera trabajar pero que no encuentre otro empleo satisfactorio
Enlazando con el final de la ponencia anterior Jose Luis Fdez Casadevante Kois arrancó con un breve recorrido histórico sobre la historia de la economía solidaria, ligada a la contestación del sistema industrial por parte del movimiento obrero. Mostrando la actualidad de los 7 principios cooperativos definidos por la cooperativa de consumo de Los Pioneros de Rochdale en 1844 (Ingreso libre y voluntario, gestión democrática, participación económica, autonomía e independencia, formación, intercooperación e interés por la comunidad) y la importancia del cooperativismo como un movimiento social orientado a democratizar la economía y anticipar formas de organización social no capitalistas.
Una intervención que planteaba el excesivo idealismo en el relato que daba de si misma la economía solidaria, como si bastará con que se extendieran u multipliquen estas experiencias para que como los pequeños habitantes del Lilliput de Los Viajes de Gulliver se pudiera contener al gigante. Y como todo el experimentalismo de las mutalidades y cooperativas terminó diluido ante el empuje del estadocentrismo que demandaban los discursos emancipadores de la socialdemocracia y el comunismo, que en buena medida suponía el traslado a las políticas públicas de muchas de estas prácticas (seguridad social, prestaciones desempleo…).
Para posteriormente presentar algunos datos globales, entre los que destacan las 700.000 cooperativas repartidas por más de 80 países y que asocian al 12% de la población (sin contar las multipertenencias), 100 millones de personas trabajan en ellas y si se sumaran serían la septima economía mundial. Valorando tanto los los saltos cualitativos dados por este movimiento en los últimos años con la creación de los mercados sociales o la capacidad para operar en sectores estratégicos como la energía, la finanzas y la banca; así como sus limitaciones (escalabilidad, distancia luchas obreras y sindicales…).
Y cerrando con unas referencias a debates a tener en cuenta: la oportunidades que ofrece la necesaria relocalización del sistema productivo, el papel de innovación social que pueden ofrecer estas prácticas de cara a inspirar nuevas políticas públicas y la importancia de perder el Norte y mirar hacia las prácticas del Sur Global para aprender de ellas.
A lo que siguió un animado debate entre las personas asistentes al Foro.