Artículos publicados por nuestro compañero Antonio Serrano en la Revista Sistema
Como todos los años, en el mes de enero abordamos las perspectivas y retos que, previsiblemente, van a enmarcar la dinámica y tendencias a corto y largo plazo que definen algunos de los institutos o centros de investigación dedicados a la prospectiva ecosocial. Y, aunque son muchos los Informes que, desde distintos enfoques, perspectivas e intereses afrontan los riesgos previsibles a corto-largo plazo, anualmente consideramos en esta sección The Global Risk (GR)[1] correspondiente que se elabora para las reuniones del Foro de Davos.
Informe objeto de consideración, desde el 20 al 24 de enero de 2025, en la 55ª reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, que reúne a presidentes de gobierno (unos 60 jefes de Gobierno), líderes (unos 350 líderes políticos, ministros y responsables de distintas áreas de la economía), altos ejecutivos de las multinacionales y de las finanzas (más de 1.600) o de los medios de comunicación (más de 700 acreditados). Reuniones del Foro que son su principal base para incidir en los gobiernos, empresas y en la propia dinámica del Planeta, cuyo lema, para este año es “Colaboración para la Era de la Inteligencia”, tratando de subrayar la necesidad de la colaboración en un momento en el que la polarización alcanza cotas de gran magnitud y donde la toma de posesión de la presidencia de EEUU por Donald Trump ha marcado un seísmo en muchas de las variables que la primera potencia mundial condiciona de forma muy significativa: lucha contra el cambio climático, salud, vehículo eléctrico, promoción de la producción y consumo de energías fósiles, regresión cultural y religiosa, odio al inmigrante, discriminación sexual, rotura de los equilibrios en el comercio global e incluso amenazas imperialistas sobre los países vecinos.
La imagen mundialmente difundida por Elon Musk haciendo el saludo nazi con fruición, no es precisamente tranquilizadora para el devenir americano ni global. Muy cercano a Trump, no augura nada bueno para la democracia la promoción y cercanía a la extrema derecha de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, supremacista blanco sudafricano, controlador de una de las redes sociales con más alcance global –X-, y de la empresa que controla la red de satélites más potente de uso militar.
En este marco, esta edición del Foro está abordando una situación global heredada a la que hemos hecho referencia reiterada en los artículos de esta Sección del año 2024, y que podemos caracterizar, básicamente, por:
- un fuerte auge de los conflictos geopolíticos y militares, con Ucrania, Palestina, Sudan y el Sahel, como principales ejemplos;
- un incremento de los niveles de calentamiento global –se ha superado el nivel medio de calentamiento de 1,5ºC deseado como límite en la Agenda de París de 2015, sin indicios de un freno real al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero- y sus negativas consecuencias, asociadas al incremento de frecuencia y gravedad de fenómenos meteorológicos extremos,
- un contexto de cambio tecnológico acelerado por el impulso asociado a la inteligencia artificial generativa,
- una incertidumbre y posicionamiento preventivo ante los cambios que Trump, ganador de las elecciones en EEUU, puede introducir en la geopolítica y comercio global, que, sin duda, afectarán a una economía que ha conseguido doblegar en gran parte la dinámica inflacionaria de años anteriores, pero donde persisten riesgos de recesión en el crecimiento del PIB global por la carga de la deuda pública y los fuertes niveles de endeudamiento que pueden generar impagos y crisis financieras en el mundo en desarrollo,
- riesgos políticos que afectan a la democracia con el auge de posiciones autoritarias y xenófobas,
- y tensiones migratorias junto a tendencias al envejecimiento demográfico y a tensiones en el trabajo en el mundo desarrollado.
Si veníamos de una época en la que sucesivos “cisnes negros” habían abocado a considerar un futuro próximo caracterizado por altos niveles de incertidumbre, fragilidad y volatilidad, la nueva llegada de Trump al poder en la primera potencia mundial, que él quiere anunciar como la llegada de una nueva época, aumenta la complejidad de las previsiones y el margen de error en los Escenarios previsibles.
Pero, en todo caso, queda claro que venimos de una situación caracterizada por una “policrisis” global compuesta por: desafíos cada vez mayores a la democracia, una fragmentación del sistema multilateral y una crisis climática, de la naturaleza y de deuda, que es insostenible y está alimentando progresivamente el malestar social.
Sería imprescindible cambiar radicalmente las tendencias que aumentan negativamente la afección a la naturaleza y a sus ciclos vitales, al bienestar social, a la democracia, a las desigualdades, a la polarización social y al sistema económico global. Pero todas estas negativas dinámicas están incentivadas por los decretos presidenciales firmados en el primer día de su mandato por Donald Trump, por lo que es previsible que sigan acelerándose, con unas consecuencias para el futuro que no serán precisamente positivas para el conjunto de la humanidad.
En este marco, el Global Risk 2025 nos permite tener una primera visión de los riesgos potenciales globales más graves para el corto (2 años) y largo (10 años) plazo y cómo va cambiando la percepción que se hace desde estos Informes de los riesgos en los últimos años.
Evolución de la percepción de la gravedad de los Riesgos globales a corto y largo plazo.
El Foro de Davos ha considerado, en sus últimas 20 ediciones, la importancia de conocer y abordar los que se pueden considerar Riesgos más significativos a que se enfrenta la sociedad. Y ello, en un marco en el que la constatación de la progresiva gravedad de fenómenos tremendamente disruptores, como la pandemia del Covid-19, ha llevado a que los análisis de riesgos se diferencien, en los últimos Informes, entre el corto plazo (2 años) y el largo plazo (10 años).
Los sucesivos Foros de Davos han ido adecuando la relevancia de los riesgos según lo hacía la coyuntura internacional y la previsión de evolución de ésta en años sucesivos. Tras la crisis que implicó la pandemia de la Covid-19, en 2020, su visión era netamente optimista. Así, en 2021, el Foro se configuraba bajo el lema de “El Gran Reinicio”. Pero, en 2022, no se mostraba con los mismos niveles de optimismo del anterior; sólo un 11% de expertos consideraban que lo que denominaban recuperación mundial (que se entendía como recuperación del PIB pre-Covid19) se llegaría a producir antes de 2025; por el contrario, un 10% preveía un claro empeoramiento de la situación por la superación de “tipping points” (puntos de inflexión/saltos cualitativos) y la producción de catástrofes de distinto tipo. En el Global Risk siguiente -GR2023- era el 13% los que destacaban el potencial empeoramiento de los riesgos asociados a la superación de “tipping points” y la producción de catástrofes de distinto tipo, ya para 2023-2025, ascendiendo al 20% los que destacaban este empeoramiento para 2033. Tenían en cuenta lo acontecido en 2022, tanto en el campo climático y de las catástrofes asociadas, como en el aspecto geopolítico –con la invasión de Ucrania por Rusia y los graves problemas logísticos y de aprovisionamiento-, o con la fuerte caída de las expectativas de crecimiento del PIB, la generación de fuertes tensiones inflacionistas, la aparición de tensiones monetarias y las afecciones de estos procesos al bienestar de los ciudadanos, con el incremento de las desigualdades y las agresiones a la democracia.
Tras un 2023 donde las tensiones geopolíticas y militares, los records en el calentamiento global y sus efectos, la irrupción de la inteligencia artificial generativa y la incertidumbre socioeconómica presidieron una dinámica compleja, netamente diferenciada en las distintas regiones del planeta, en 2024, el Global Risk reducía el pesimismo sobre los riesgos a corto plazo respecto a las perspectivas mostradas en 2023, con unos riesgos catastróficos (situaciones Tormentosa más Turbulenta) que, a corto plazo, solo se destacaban en el 30% de las percepciones, frente al 82% equivalente de 2023. No obstante, la situación cambiaba para el largo plazo, donde esas mismas percepciones (tormentoso más turbulento), alcanzaba el 63% en 2024, frente al 54% del Global Risk de 2023.
En el Global Risk 2025, la primera consideración que podemos realizar es que la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales (EPRG)[2], base del mismo, se enmarca, como señala el propio Informe, en una dinámica caracterizada por un mundo cada vez más fragmentado, con una expansión y escalada de los conflictos (Ucrania, Palestina, Sudán, …), una multitud de fenómenos meteorológicos extremos amplificados por el cambio climático, una polarización social y política generalizada y avances tecnológicos continuos que aceleran la difusión de información falsa o engañosa. El resultado, como señalan, es que vivimos en uno de los tiempos más divididos desde la Guerra Fría, y esto se refleja en los resultados del EPGR, que revelan un panorama sombrío en los tres horizontes temporales: actual, de corto plazo y de largo plazo, con una perspectiva mejor que la que mostraba esta encuesta en 2023, pero peor que la correspondiente a 2024.
Las previsiones más pesimistas (rojo burdeos) crecen en los tres GR, al pasar del corto al largo plazo. Pero mientras que, en 2023, el incremento del empeoramiento del corto al largo plazo era de un 54%, para 2024 ese incremento pasa al 467%, mostrando el pesimismo reinante sobre la evolución futura de los riesgos. En 2025 el empeoramiento se sigue produciendo, pero en un porcentaje del orden de la mitad que el mostrado en 2024. Y algo similar sucede con las situaciones denominadas “Turbulentas”, mientras que las situaciones de “Calma” o “Estables” pierden relevancia y son claramente menos probables para el largo plazo.
En síntesis, las perspectivas son malas para el largo plazo (62% de opiniones tormentosas o turbulentas) pero se mantienen al mismo nivel que en 2024. Sin embargo, empeoran con respecto a 2024 en lo que se refiere al corto plazo (pasan del 30 al 36%).
En todo caso, antes de entrar en el análisis particularizado de los riesgos a corto o a largo plazo, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que se han producido cambios respecto a 2024 en la definición de los Riesgos para 2025. La nueva definición de los 33 riesgos globales considerados (frente a los 34 de 2024) se recoge en el Anexo A[3] del Informe y los cambios se recogen en el Anexo B[4]. No obstante, el propio Informe recoge que: “para garantizar la comparabilidad a lo largo del tiempo, el concepto fundamental de cada riesgo se ha mantenido en líneas generales para que sea consistente con el de versiones anteriores de la encuesta, aunque se modificaron los nombres y definiciones”.
Evolución de la relevancia de la gravedad de los riesgos a corto plazo (2 años) del Global Risk 2023 al Global Risk 2025.
A corto plazo (dos años), cabe señalar que el GR 2025 registra cambios significativos en la Jerarquía de riesgos respecto al GR 2024 y muy significativos respecto a los recogidos en el GR 2023, tal y como apreciamos en el Cuadro siguiente.

El cambio más significativo que se aprecia en el Cuadro se encuentra entre 2023 y 2024, manteniéndose después para 2025. Nos referimos a la relegación, por la irrupción de riesgos económicos y militares, de la numerosa presencia y gravedad de los riesgos ambientales (4 de los 10 riesgos definidos en 2023 entre los 10 primeros) que pasan a la mitad, tanto en 2024 como en 2025. No obstante, los Eventos climáticos extremos mantienen, en los tres años, su segunda posición en la importancia de los riesgos a corto plazo, la Contaminación se sitúa en décima posición en 2024 y escala a la sexta posición en 2025.
Desde la perspectiva de los riesgos económicos, en 2023 destacaba, en primer lugar, el riesgo de una posible Crisis del costo de vida, pero como único riesgo económico entre los 10 primeros. En 2024, sin embargo, aumentan a tres los riesgos de índole económica, pero con una relevancia mucho menos significativa, aunque más diversificada: 6º. Falta de oportunidades económicas (aunque de nueva definición, está relacionado con la anterior Erosión de la cohesión social en cuanto a su dimensión de desigualdades de oportunidades); 7º. Inflación (en la 12ª posición en 2023 bajo el enunciado de Fallos en las políticas para estabilizar la trayectoria de los precios); y 9º. Recesión económica (en la posición 13ª en 2023). En 2025 la economía vuelve a perder relevancia entre los riesgos más significativos para los dos próximos años, siendo sustituida por la problemática social la confrontación de distintos tipos, de manera que queda reducida a la problemática ligada a la Desigualdad, con amplia correlación con la problemática de índole social.
Especial significado tiene el fuerte ascenso, en 2024, hasta la primera posición, que se mantiene en 2025, de la manipulación informativa (Falsa información y desinformación) que aparece como el principal riesgo para años en los que las convocatorias electorales (incluida la de EEUU) iban a afectar a cerca del 40% de la población mundial, frente a la 16ª posición que ocupaba en 2023.
Riesgos económicos y de manipulación social que coadyuvaron a que la Polarización social aumentara en gravedad en 2024 respecto a 2023, pasando de la quinta a la tercera posición en cuanto a relevancia, manteniéndose en la cuarta posición en 2025. De hecho, los encuestados consideran que la Polarización social y la Recesión económica son los riesgos más interconectados (y, por lo tanto, más influyentes) en la red de riesgos globales. Lo que unido a la incidencia de la manipulación informativa (Falsa información y desinformación) y la Migración involuntaria, pueden dar lugar a disturbios y cambios políticos que podrían variar desde protestas violentas y crímenes de odio hasta enfrentamientos civiles y terrorismo, con la grave Erosión de los derechos humanos y/o de las libertades civiles, que aparece ahora como décimo riesgo global destacado a corto plazo.
Otro riesgo de importancia creciente entre 2023 y 2024 fue la Inseguridad cibernética, que ganó 4 posiciones en su relevancia respecto a 2023, situándose como el cuarto riesgo más significativo. Problema de incidencia socioeconómica creciente, con daños a empresas, instituciones y particulares fuertemente crecientes, y sobre el que se estima que la inteligencia artificial generativa (IAG) puede agravar sus efectos. En 2025 pasa a la quinta posición por la irrupción de los Conflictos armados interestatales que pasan de la quinta (en 2024) a la tercera posición, cuando en 2023 se situaba en la decimocuarta posición, lo que refleja el fuerte cambio producido en la valoración de este riesgo derivado de la incidencia de la invasión de Ucrania, el terrorismo palestino y el genocidio de Israel, de los conflictos en el Sahel, en Sudán y los últimos en Siria, fundamentalmente.
Por último, la octava posición corresponde, tanto en 2024 como en 2025, a las Migraciones involuntarias, que en 2023 aparecían en décima posición. Su relevancia está directamente ligada a los efectos del calentamiento global, a los Conflictos armados interestatales y a la incidencia diferencial de la Falta de oportunidades económicas, Inflación y Recesión económica sobre los países menos desarrollados, o sobre los grupos sociales más desfavorecidos del conjunto del Planeta y su incidencia sigue pensándose que será creciente para los próximos años.
Como síntesis podemos señalar que ya en 2023 se destacaba la incidencia de los riesgos asociados al calentamiento global y sus efectos, a las guerras comerciales, a las salidas de capital de los mercados emergentes, al malestar social generalizado, o a la confrontación geopolítica (e incluso el espectro de guerra nuclear). Riesgos que se veían amplificados por los niveles insostenibles de deuda, una nueva era de bajo crecimiento, la baja inversión global y la desglobalización, el desarrollo acelerado y sin restricciones de tecnologías de uso dual (civil y militar), o la disminución en el nivel de desarrollo humano después de décadas de progreso, sobre todo en los grupos sociales y en los países menos favorecidos, desde 2008. En 2024 esta situación, aunque mejoraba desde la perspectiva de los riesgos económicos, empeoraba, sin embargo, desde las perspectivas de los conflictos y enfrentamientos geopolíticos, militares y sociales, con un fuerte incremento derivado de los riesgos de manipulación social (fake news) con el concierto del cibercrimen que generaba una creciente desigualdad y polarización en la sociedad.
Con estos riesgos a corto plazo aún presentes, en 2025, que presenta los mismos cinco primeros riesgos globales a corto plazo que los característicos de 2024, cabe destacar los riesgos asociados a la profundización de las tensiones geopolíticas y geoeconómicas, incluidos tanto los riesgos de conflictos militares geoestatales cómo las presiones económicas sobre las personas de ingresos bajos y medios, y sobre los países endeudados y más vulnerables al calentamiento/cambio climático global. A lo que se unen las disfunciones, desequilibrios y desigualdades asociadas a unos avances tecnológicos cuyos beneficios son claramente apropiados por las multinacionales de los sectores más automatizados, o por las multinacionales tecnológicas impulsoras del desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y de otras tecnologías de vanguardia con incidencia creciente sobre la productividad económica, la biotecnología, las finanzas, la adaptación/resiliencia climática, la cualificación del trabajador, la atención médica o el control y manipulación social, que sigue apareciendo como el principal riesgo a corto plazo, también para los dos próximos años. Factores todos ellos impulsores de la desigualdad entre países y personas, con un incremento de la disparidad en la distribución de beneficios que colaborarán a la polarización y radicalización social, con el consiguiente incremento de los riesgos relacionados a más largo plazo.
Como recoge el GR 2025, la conjunción e interrelación de los principales riesgos detectables para los dos próximos años, tal y como se aprecia en la Figura siguiente, llevan a destacar (tamaño de los círculos) la importancia del riesgo del aumento de las Desigualdades, de la Disminución en la salud y bienestar y de la Polarización social. Le siguen el riesgo de Manipulación social –como riesgo tecnológico- el Empeoramiento de la economía, la Confrontación socioeconómica y las Migraciones, junto la lucha por el acceso a Recursos naturales. Aspectos todos ellos magnificados por las primeros Decretos ejecutivos aprobados por Donald Trump en su toma de posesión, cuya repercusión a nivel mundial es evidente.
Complementariamente, como ya se señalaba para 2024, el GR 2025 considera que las tensiones geopolíticas latentes combinadas con los avances tecnológicos de uso militar generarán nuevos riesgos de seguridad, donde el conflicto armado interestatal adquiere creciente relevancia, teniendo creciente incidencia en el conjunto de riesgos interrelacionados, tal y como se aprecia en la Figura anterior. De hecho, también estiman que los avances tecnológicos, incluida la IA generativa, permitirán desarrollar nuevas herramientas de disrupción y conflicto, desde malware hasta armas biológicas, que incrementarán el riesgo de conflictos armados intra e interestatales.
Evolución de la relevancia de la gravedad de los riesgos a largo plazo (10 años) del Global Risk 2021 al Global Risk 2025.
La consideración del complejo marco de riesgos interrelacionados lleva a un largo plazo marcado por una visión claramente pesimista, aunque con diferencias muy sensibles para las distintas partes del mundo, aunque, como en años anteriores, recogen las Percepciones de los cinco principales riesgos considerados para los distintos países tenidos en cuenta, incluida España[5], cuyo análisis ya será objeto del próximo artículo.
Obviamente, los riesgos a largo plazo tienen una cierta relación con los riesgos a corto, si bien su consideración en la encuesta anual (EPRG) que se realiza para el Global Risk responde a una valoración de la continuidad estructural de los mismos, que ha de tener en cuenta el surgimiento o incremento –a corto, y potencialmente a largo- de nuevas fuentes de tensión (inteligencia artificial generativa, conflictos militares, records en temperatura y fenómenos climáticos extremos, etc.).
En esta situación, podemos destacar que el GR 2025 señala que los riesgos asociados a largo plazo sobre la naturaleza, el bienestar y la salud humana, la seguridad global y local, las desigualdades tecnológicas, digitales y sociales o la propia estabilidad socioeconómica, se están acelerando rápidamente y pueden llegar a convertirse en graves crisis y catástrofes en la próxima década. Lo que también viene condicionado porque la atención y los recursos que se necesitan para responder a esos riesgos a largo plazo se concentran en muchos casos en paliar los riesgos emergentes a corto. Y donde la magnitud e incidencia de los cambios que realmente se produzcan bajo el gobierno de EEUU en los próximos cuatro años pueden incrementar muy sensiblemente los riesgos y las disfunciones en ámbitos fundamentales como los relacionados con el calentamiento global derivados de sus políticas energéticas; los relacionados con una grave afección a las reglas de comercio internacional con incidencia en la globalización, el incremento de la inflación y el desequilibrio económico global, y con la grave afección a la cooperación en un marco de transformación cultural y social donde la cooperación con los organismos de Naciones Unidas y el equilibrio que la misma trata de mantener en el desarrollo sostenible no dejará de tener graves repercusiones.
La primera constatación que se deriva de la evolución en la consideración de los riesgos a largo plazo tras la pandemia del Covid-19 muestra la relevancia y permanencia de los riesgos ambientales, con cinco de los diez primeros riesgos de esta naturaleza: 1. Eventos climáticos extremos; 2. Pérdida de biodiversidad y colapso de los ecosistemas; 3. Cambio crítico en los sistemas terrestres; 4. Escasez de recursos naturales; y 10. Contaminación. Y, aunque el acento en 2025 se pone en los Eventos climáticos extremos, se constata que ya en 2021 eran cinco de diez los principales riesgos asociados al medioambiente, que permanecían en igual número en 2022 y pasaban a ser seis en 2023, manteniéndose nuevamente en cinco para 2024 y 2025, con un papel central para el calentamiento global y sus efectos; pero sin olvidar riesgos asociados al colapso de los ecosistemas o a la crisis en el uso de recursos naturales[6].
Como ya señalaban en anteriores GR, los riesgos ambientales podrían llegar a un punto sin retorno, dominando cada vez más para los próximos años el panorama de riesgos a corto, medio y largo plazo. Así, en 2025, dos tercios de los encuestados clasifican los efectos del clima extremo como el principal riesgo con mayor probabilidad de generar una crisis global, tanto a corto (dos próximos años para los que se considera el segundo riesgo más grave) como a largo plazo (principal riesgo para el horizonte de 2035) donde los cambios de política ambiental adelantados por Donald Trump en el segundo país más emisor de gases de efecto invernadero del mundo, son muy relevantes.
Como conclusión, si a corto plazo, los encuestados destacan los riesgos ambientales como preocupantes, a más largo plazo los riesgos ambientales, como ya sucedía en Informes de años anteriores, se perciben como los más críticos y potencialmente más dañinos para las personas y el planeta. De hecho, podemos decir que los riesgos climáticos y ambientales son el foco central de las percepciones de riesgos globales para la próxima década en el Global Risk 2024, y son los riesgos para los que, teniendo en cuenta los resultados de la COP28 del diciembre pasado, podemos señalar que no se cuenta con la respuesta adecuada a corto ni a medio plazo[7].
La triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación y los desechos generalizados han llevado al planeta y a la humanidad a un punto crítico. Se están registrando impactos de un calentamiento que ha batido records en 2024, superando los 1,5ºC de media, con políticas, medidas y dinámicas reales de mitigación lejanas a las necesarias para corregir una concentración de emisiones de gases invernadero en la atmósfera que no deja de crecer. Lo que a su vez vuelve a resaltar el imprescindible papel a desarrollar para la adaptación y resiliencia socioeconómica ante las previsibles y crecientes negativas consecuencias esperables para fenómenos climáticos extremos, tal y como se señala en los distintos Informes sobre el calentamiento global y las emisiones presentados desde distintas instancias científicas, a las que nos hemos referido de forma reiterada en esta Sección de Políticas de la Tierra, que llevan a la conclusión de que el mundo no está en vías de alcanzar las emisiones netas cero para 2050, que es el objetivo establecido en el Acuerdo de París para preservar un planeta habitable.
Si se demoran más las acciones, se intensificarán los efectos negativos para la sociedad, ya que aumentarán los costos de adaptación y mitigación. Y no parece previsible una mejora significativa en la dinámica de los próximos años.
La segunda consideración desde la perspectiva de los riesgos a largo plazo, es que la manipulación, “noticias adaptadas” y “fake news” siguen destacando como riesgo global, ahora fuertemente potenciado por la utilización de una inteligencia artificial generativa asociada al control de la “huella digital personal” y al control oligopólico de los bancos de datos personales y de los “bots” de difusión de información masiva. Está contrastada su influencia en los resultados de las elecciones celebradas en los dos últimos años y en las cercanas ya para este año 2025, que van a afectar a un porcentaje muy sensible de la población, facilitando el que ganen posiciones las políticas manipuladoras basadas en mentiras reiteradamente difundidas que se convierten en “creencias” asumidas por amplias capas de la población, cada vez más polarizadas y autorreforzadas en sus convicciones por las redes sociales, al margen de cuál sea la realidad, consiguiendo debilitar sociopolíticamente a la sociedad y a la democracia.
Dinámica en la que está incidiendo de forma creciente una realidad que podemos definir como la era de la inteligencia artificial generativa (IAG) y su aportación a la revolución científico técnica (RCT). Tecnología con muchos años de desarrollo y aplicación que ha registrado, en 2024, un salto cualitativo sin retorno para el conjunto de la sociedad, y cuyos efectos, positivos y negativos, iremos viendo con especial intensidad a partir de 2025, donde se destacan los riesgos asociados al mal uso del desarrollo tecnológico e informático entre los diez principales riesgos a largo plazo: 5. Mal-información y desinformación; 6. Resultados adversos de las tecnologías de IA; 9. Ciberespionaje y guerra; o, ya fuera de los diez primeros, en la 13ª posición: Censura y vigilancia social.
Y conviene no olvidar las advertencias ya recogidas en Informes anteriores al hecho de que el aumento en el gasto militar y la proliferación de nuevas tecnologías asociadas a la confrontación (ciberataques, “fakes news”, drones, armamento de nueva generación, etc.) están impulsando un papel creciente de las tecnologías emergentes en la carrera armamentista mundial, lo que puede conducir a conflictos potenciales -accidentales o intencionados- más destructivos, no siendo desdeñable el riesgo del uso del arma nuclear y de sus efectos globales devastadores.
Ello lleva a que el RC 2025 priorice la manipulación informativa, tras los riesgos ambientales, hasta la quinta posición en el largo plazo, al igual que ya sucedía en el GR 2024, riesgo que, junto al incremento de las Desigualdades (séptima posición) y los Resultados adversos de las tecnologías de IA, muestren un Escenario que eleva la Polarización social hasta el puesto octavo a largo plazo. Puesto también reforzado por el hecho de que los problemas socioeconómicos destacados a corto plazo, se estima que también van a tener una fuerte incidencia e interrelación con ese avance en la Polarización social que puede llegar a poner en peligro la estabilidad y cohesión social e, incluso, la democracia en el minoritario porcentaje de países que en el conjunto del Planeta se rigen por este sistema de Gobierno. De hecho, aparece ya en el GR 2025 la Censura y vigilancia social en la decimotercera, riesgo directamente ligado al autoritarismo directo o indirecto.
La conjunción de la vulnerabilidad a los efectos climáticos del calentamiento global con la propensión interestatales o interestatales a los conflictos militares y geoestratégicos, añadidos a la inflación, la deuda, la posible recesión económica y la desigual y desfavorable incidencia de los avances tecnológicos y de la polarización global, es de prever que incrementen –principalmente en los países más desfavorecidos- los impactos socioeconómicos en la población, fundamentalmente joven, para la que no quedan muchas más alternativas que la migración forzada, bien por motivos de seguridad, ante los conflictos militares, o de supervivencia, ante las consecuencias de las crisis ambientales o económicas.
Algunas reflexiones finales.
La 55ª edición del Foro de Davos, de 2025, se ha centrado, fundamentalmente, en cinco temas que consideraba iban a encuadrar la dinámica global desde este mismo año:
1) Reconstruyendo la confianza. En el marco señalado, consideran fundamental que las empresas, los gobiernos y la sociedad civil trabajen juntos para encontrar soluciones comunes y adoptar medidas decisivas. La multipolaridad en la geopolítica, una creciente competencia entre las potencias mundiales y cambios de políticas hacia el proteccionismo[8], dejan la cooperación internacional en una encrucijada y obstaculizan tanto el comercio como la inversión.
2) Reimaginando el crecimiento. También es fundamental que las empresas, los gobiernos y la sociedad civil trabajen juntos para encontrar soluciones comunes y adoptar medidas decisivas. La economía digital ya representa más del 15,5% del PIB mundial y podría formar la base de hasta el 70% de todo el nuevo valor creado en la economía mundial durante la próxima década.
3) Invertir en las personas. Muestran la necesidad de capacitar y mejorar las habilidades de las personas para satisfacer las demandas de la economía del mañana y aprovechar los millones de nuevos empleos en los sectores emergentes y de vanguardia que se encuentran más arriba en la cadena de valor. Señalan que, si bien casi el 40% del empleo mundial está expuesto a la IA, se prevé que la mayor parte de este impacto consistirá en aumentar el trabajo en lugar de automatizar por completo las ocupaciones existentes. Ya se está experimentando una fuerte creación de empleo en las economías digitales y de servicios y será crucial seguir traduciendo los avances tecnológicos en resultados netos positivos para la fuerza laboral.
4) Salvaguardando el planeta. Avanzar hacia la sostenibilidad con una transición y resiliencia energética que permita lograr un futuro “neto cero”, siendo conscientes de que para ello se necesita aumentar con mucha mayor intensidad la inversión anual global energética renovable. Las alianzas y el diálogo innovadores que permitan las inversiones y el despliegue de tecnologías climáticas y limpias serán fundamentales para avanzar en los objetivos globales en materia de clima y naturaleza, así como para abordar el “trilema energético” de garantizar un suministro de energía asequible, seguro y sostenible. Destacan que, según la Agencia Internacional de la Energía, la tecnología que se comercializa actualmente puede permitirnos lograr el 66% de las reducciones de emisiones globales necesarias para alcanzar el cero neto en 2050, un aumento significativo respecto de dos años antes, pero que deja mucho trabajo por hacer. Es necesario aumentar la ambición, la gobernanza, las alianzas y el capital para acelerar los esfuerzos de descarbonización a fin de alcanzar el cero neto, invertir en vías de transición positivas para la naturaleza y garantizar la circularidad y la resiliencia de los sistemas de recursos en general.
5) La industria en la era inteligente. Destacan que las industrias han tenido que adaptar sus estrategias comerciales para tener en cuenta los grandes cambios geoeconómicos y tecnológicos, siendo la tecnología el principal impulsor actual del cambio y disrupción para las empresas de todos los sectores. Esto exige que los líderes se equipen con un nuevo conjunto de herramientas de liderazgo para adaptarse y aprovechar al máximo estos cambios profundos y estructurales. Si bien los avances en inteligencia artificial, computación cuántica, biotecnología, robótica y automatización y otros campos presentan numerosas oportunidades, las nuevas tecnologías también generan nuevos retos significativos en el sector de la demanda de electricidad, que podría alcanzar los 1000 teravatios hora (TWh) en 2026, en comparación con los 460 TWh actuales.
En todo caso, la dualidad de previsiones/realidades llevan a un futuro necesariamente encuadrable en Escenarios que consideren la multiplicidad de futuros potenciales posibles. En este marco, el GR 2025, considera cuatro fuerzas estructurales que darán forma a la “materialización y gestión de los riesgos globales durante la próxima década”:
a) La aceleración tecnológica, que se relaciona con las vías de desarrollo de las tecnologías emergentes y con sus avances significativos en los próximos 10 años. Lo que no va a dejar de tener influencia en la polarización social y en los riesgos asociados con la aceleración del progreso en biotecnología.
b) El cambio climático abarca la gama de posibles trayectorias del calentamiento global y las consecuencias para los sistemas de la Tierra, particularmente como consecuencia de los patrones insostenibles de producción y consumo, que están impulsando una creciente contaminación del aire, el agua, la tierra y la naturaleza, y una escalada en los impactos en la salud y en los ecosistemas.
c) Los cambios geoestratégicos derivados de la evolución de las fuentes y la concentración del poder geopolítico, que influyen en el orden global, impactando las alianzas y su dinámica, así como la proyección ofensiva y defensiva del poder blando y duro. Las consecuencias son la pérdida continua de apoyo a las instituciones multilaterales actuales y sus efectos sobre la estabilidad global y las necesidades humanitarias, una grave recesión geopolítica y un riesgo grave de fragmentación del comercio global.
d) La bifurcación demográfica asociada a los cambios en el tamaño, el crecimiento y la estructura de las poblaciones en todo el mundo, con unos países desarrollados, o en desarrollo, con sociedades envejecidas y riesgos de generar crisis de pensiones y escasez de cuidados a largo plazo, con indudables impactos colaterales en todo el mundo.
En todo caso, la consecuencia principal a largo plazo, es que aumente el riesgo de que se frene el progreso del desarrollo y de los niveles de vida globales, por la disminución de la capacidad de un significativo porcentaje de la población mundial mejore su situación.
Cómo estos riesgos, incrementados por los cambios en la estructura de poder global y en las políticas en ascenso de los nuevos Gobiernos previsibles para la próxima década, pueden influir en España, será objeto de consideración en el próximo artículo.
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[1] https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2025/
[2] Encuesta anual de percepción de riesgos globales (EPRG), realizada entre el 2 de septiembre y el 18 de octubre de 2024, y que por lo tanto no recoge el agravamiento de los conflictos generados tras esa fecha y la actualidad, ni tampoco la victoria de Donald Trump de noviembre de 2024. Recoge las aportaciones de 1.490 líderes globales del mundo académico (19%), empresarial (48%), gubernamental (12%), la comunidad internacional (9%) y la sociedad civil (10%). También aprovecha los conocimientos de más de 200 expertos temáticos, especialistas en riesgos. La Metodología y estructura de la muestra se recoge en el Anexo B del Informe https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2024/ (Págs. 99 a 101).
[3] Appendix A. Definitions and Global Risks List. https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2024/ (Págs. 95 a 98).
[4] Updates to the GRPS 2024-2025 https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2025/ (Págs. 78 a 80). Pág 78. Los cambios más significativos a nuestros efectos serían que se agregó un nuevo riesgo (Daños online, ligado a las amenazas a niños, estafas, etc. provenientes de las redes) y que el riesgo de Desigualdades y Falta de oportunidades o desempleo se ha desdoblado en sus dos componentes, junto a algunos cambios de nombre y de definiciones menos significativas que pueden apreciarse en la página citada.
[5] Appendix C: Executive Opinion Survey: National Risk Perceptions. https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2025/. Págs. 81 a 91.
[6] De hecho, la importancia y relevancia de los riesgos relacionados con el medio ambiente se mantiene desde el Informe de 2016. Así, de los diez Riesgos más significativos de los Informes de 2019 y 2020, seis tenían carácter ambiental, manteniéndose los mismos del “top ten” de 2018, pero incrementando su gravedad global relativa y consolidando el incremento de importancia que se produjo en estos en 2018 respecto a 2017.
[7] Frenar el calentamiento global era la principal recomendación ya señalada en el Global Risk 2023, tanto por su relevancia como riesgo a corto plazo (cuarta posición), como a largo plazo (primera posición), con el mayor potencial para dañar gravemente a las sociedades, las economías y al planeta. Y ya en el Informe de 2022, el “Fracaso de la Acción Climática” aparecía como la amenaza más crítica para el Planeta.
[8] Ejemplos claros del incremento del nacionalismo frente a la globalización, iniciados en EEUU bajo la presidencia de Donald Trump, pero mantenidos con las políticas de Joe Biden de subsidiar a los fabricantes estadounidenses para recuperar la industria del país, se han seguido por la propia UE, ante la creciente necesidad de evitar la deslocalización de empresas. La nueva Presidencia de TRump ya ha anunciado que va a implicar un incremento en este proteccionismo. A lo que se une la división generada globalmente por la dicotomía del conflicto ruso, del árabe-israelí o de la lucha por la supremacía comercial y tecnológica, principalmente con China.