Las democracias se están viendo erosionadas por el crecimiento de la desigualdad, el auge extrema derecha, el descrédito de los partidos tradicionales, la coyuntura de la polarización o el malestar como estado de ánimo entre la ciudadanía. Una crisis política que se retroalimenta y se ve condicionada por otras (económica, ecologíca, climática…).
En este contexto surgen modestas innovaciones institucionales (deliberativas, participativas, comisionado generaciones futuras, ministerios del futuro…) y se abre un campo de reflexión, intervención e interacción sobre la forma en la que se relacionan los gobiernos locales y la sociedad civil organizada. Las transiciones ecosociales conllevan escenarios donde ninguna institución pública va a poder enfrentarse en solitario a los retos de implementar una nueva agenda que sea capaz de reorientar los modelos económicos hacia la justicia social y la transición ecológica. A la vez tampoco resulta creíble que las dinámicas autoorganizadas, por sí solas, vayan a ser capaces de generar los niveles de resiliencia social necesarios de forma universal. La profunda reorganización del funcionamiento de nuestras sociedades y de sus metabolismos socioeconómicos sólo será viable en la medida en que se desarrollen estrategias colectivas, donde se enfatice la cooperación y la conflictividad creativa entre instituciones públicas y sociedad civil.
Una de las formas de valorar el alcance transformador de distintas políticas públicas es precisamente su compromiso en la consolidación de ecosistemas de autoorganización social; legitimando y reconociendo sus iniciativas, generando contextos normativos favorables, aumentando los recursos disponibles, facilitando procesos formativos y desplazando algunas de sus prácticas económicas hacia la compra pública social, sostenible e innovadora.
La cooperación público comunitaria emerge como un marco que permite desarticular los mecanismos de desconfianza recíproca entre gobiernos locales y movimientos sociales, y una de las fórmulas disponibles más interesantes para fortalecer y legitimar las democracias ante el auge de la extrema derecha.
Así que de la mano de la European Climate Foundation lanzamos este proyecto para investigar y recopilar prácticas inspiradoras que aborden el desarrollo de este marco.