
Artículo de nuestro compañero Antonio Serrano en la Revista Sistema
En los artículos anteriores hemos valorado la insuficiente evolución europea y mundial respecto al logro de los objetivos de la Agenda 2030, así como el papel relativo y también insuficiente de la evolución de España en esos marcos respectivos –europeo y mundial- destacando en el último artículo el grado de avance en los ODS más ligados a la dimensión ambiental: ODS 7 (energía); ODS 12 (Consumo y producción sostenible), ODS 2 (Ausencia de hambruna, seguridad alimentaria y agricultura sostenible), ODS 13 (Acción climática), ODS 15 (Ecosistemas terrestres) y ODS 14 (Pesca sostenible y ecosistemas marítimos). La conclusión alcanzada ha sido que, si bien las evaluaciones recogidas señalan un cierto avance en el logro de esos ODS respecto a su situación en 2015, en materia ambiental se está muy lejos de lograr un verdadero avance en la sostenibilidad ambiental del desarrollo ligado a la necesaria “Transformación del mundo” que exige la Agenda 2030.
Más concretamente, en el último Informe publicado de Naciones Unidas[1], el 14 de julio de 2025, se revela que solo el 17% de las metas de los ODS avanzan según lo previsto para el conjunto del Planeta, en casi la mitad de los ODS se avanza con demasiada lentitud, el 17% no avanza y, alarmantemente, el 18 % está en retroceso en 2025 respecto a su situación en 2015.
Por otro lado, en la comparación internacional cabía destacar la evolución positiva continua de España, desde el Informe relativo a 2015 hasta el de 2025, en el Índice global de sostenibilidad del Sustainable Development Report (SDR) 2025[2] así como en el ranking derivado en el que, para 2025, se sitúa en la posición decimocuarta respecto a 167 países evaluados.