“Defensa de la teoría Gaia orgánica”, por el profesor Carlos de Castro (Universidad de Valladolid). Seminario en dos sesiones de dos horas abierto al público general. Libre asistencia.
1ª sesión: Gaia orgánica desde las Ciencias de la Tierra.
2ª sesión: Implicaciones filosóficas de la teoría Gaia orgánica.
Martes 24 de abril de 2018 (16 h.) y miércoles 25 de abril (12 h.), Sala de Conferencias FyL
Sobre la actividad:
La teoría científica de la Gaia orgánica se basa en dos pilares básicos, provenientes uno de la física y otro de la ecología.
De la física, continúa la tradición abierta por Ilya Prigogine acerca de los sistemas termodinámicos alejados del equilibrio (sistemas disipativos), de la que se extrae la incompletud del neodarwinismo para explicar toda evolución (advertida también por otros termodinámicos), para concluir que las leyes de la termodinámica ayudan a explicar hechos de las Ciencias de la Tierra físico-químicos, pero también biológico-ecológicos.
Esta termodinámica implica que la selección natural debe ser ampliada –como sostuvo el propio Darwin pero fue negado de forma sistemática por autores posteriores- por mecanismos (cuasi)lamarckistas. Algo que la biología más reciente empieza tímidamente a incorporar (epigenética, ingeniería genética natural, simbiogénesis…) y que la Gaia orgánica lleva hipotetizando desde finales del siglo pasado.
De la ecología, conecta los problemas de nuestra actual civilización humana por su choque con los límites ecológicos, con el problema de que el potencial de crecimiento de todos los seres vivos puede generar una situación parecida. La solución a escala ecológica y biosférica del problema de los límites de recursos estriba, precisamente, en la formación de una entidad supra-orgánica coordinada, que se termina convirtiendo en un organismo. Es decir, la Gaia orgánica se origina y evoluciona en la Tierra como solución biológica al problema análogo de extralimitación que padece nuestra actual civilización.
Para la filosofía e historia de la ciencia, la teoría Gaia sería análoga, si terminara teniendo éxito científico, a la revolución copernicana, a la propia revolución que supuso la teoría evolución de las especies y a las revoluciones de la de la física en el siglo XX (relatividad y cuántica). Ellas suponen una revolución en el pensamiento occidental y su filosofía, porque, entre otras cosas, descentran al ser humano del propio proyecto iniciado al menos desde el Renacimiento: el hombre como medida y centro de todas las cosas, que establece una relación mecánica y reductiva con lo que le rodea, y cosifica todo.
La teoría Gaia orgánica no sólo sigue aquella “tradición” anti-antropocéntrica, sino que, quizás por primera vez desde las Ciencias de la Tierra, permite una discusión filosófica, ética y espiritual, paradójicamente humanista, que no sólo nos ayuda a responder a las preguntas clásicas sobre ¿quiénes somos y de dónde venimos? desde una perspectiva distinta, sino que genera un “sentido” sobre ¿a dónde vamos?
La Gaia orgánica no solo se defiende como una buena teoría científica que explica y sitúa en un paradigma comprensible los hechos de la naturaleza y que incluso hace predicciones distintas a otras teorías ecológicas y evolutivas (es falsable), sino que se considera que puede ayudar en el resto de esferas humanas (intuitiva, emocional, espiritual…) para “navegar” la Transición de Civilización. Es decir, aunque no fuera científica, desde la filosofía, al menos, “habría que inventarla”.
Sobre el ponente:
Carlos de Castro Carranza es licenciado en Físicas y doctor por la Universidad de Valladolid, donde es profesor titular del Departamento de Física Aplicada. En la Universidad de Valladolid imparte física básica a alumnos de Escuelas de Ingeniería, Arquitectura y de Ciencias Físicas. Imparte también Historia de la ciencia y de la tecnología en la Escuela de Ingeniería; y en el máster de Cooperación Internacional para el Desarrollo de las cuatro universidades castellano-leonesas públicas, la asignatura Aspectos medioambientales de la cooperación.
Es experto en temas de límites al crecimiento y sostenibilidad, área donde ha publicado varios artículos dedicados en especial a la modelización dinámica de sistemas energéticos, y también un par de libros sobre el tema (La revolución solidaria, Iepala, 2001, y Ecología y desarrollo humano sostenible, UVa, 2004). También investiga la hipótesis Gaia, a partir de la cual ha elaborado una nueva teoría que denomina Teoría Gaia Orgánica. Ha publicado sobre ella un par de libros técnicos (El origen de Gaia, Abecedario 2008; Teoría Gaia orgánica, Bubok, 2012) y una novela (El Oráculo de Gaia, Bubok, 2011), lo cual le ha permitido adentrarse en los aspectos filosóficos y culturales de la teoría. Su segunda novela sobre Gaia será publicada por la editorial Genal y la editorial Touda, y ha comenzado a escribir un tercer ensayo sobre la teoría Gaia que pretende abarcar tanto los aspectos científicos de la teoría como las posibles consecuencias en la filosofía y el resto de esferas humanas.
Ha impartido decenas de cursos, charlas, conferencias, etc. a lo largo de la geografía española desde 1991 sobre ecología y sostenibilidad, cambio climático, crisis energética, límites al crecimiento, teoría Gaia etc.
Dos artículos que servirían como referencias principales:
Sobre la teoría Gaia Carlos de Castro ha publicado en la revista científica Ecosistemas “En defensa de una teoría Gaia orgánica”, 2013: 22(2) (mayo-agosto de 2013), p. 113-11 (https://www.revistaecosistemas.net/index.php/ecosistemas/article/view/744 ). Y en la Revista de Humanidades y Cultura la Albolafia, “Colapso y transición de la civilización: defensa del Gaiarquismo” (febrero de 2017), p 74-94 (http://www.albolafia.com/trab/Alb-Doss-010.CASTRO.pdf )
Leemos en el artículo: “En defensa de una teoría Gaia orgánica” (2013): “El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y de hábitat, el acceso al agua potable y otros problemas ambientales constituyen ejemplos claros de que la humanidad necesita una visión global (holística) de la Tierra (véase por ejemplo la Carta de la Tierra promovida por las Naciones Unidas en 2000).
Las teorías derivadas de la hipótesis Gaia de Lovelock y Margulis son quizás las mejores y también las más controvertidas de las que trabajan con esa perspectiva global, a la vez que abren la posibilidad de profundizar en el paradigma científico y filosófico conocido como organicismo. La hipótesis inicial de Gaia de Lovelock establece que el conjunto de los seres vivos se comporta como si fuese un superorganismo capaz de regular la composición de la atmósfera y el clima en su beneficio.
Aunque Lovelock, Margulis y otros de sus seguidores como Lenton se han desdicho en varias ocasiones de esta hipótesis, en especial negando que Gaia fuese un organismo, tanto ellos como sus críticos han reconocido que esta idea ha sido inspiradora y se convirtió en fructífera como generadora de otras hipótesis acerca de cómo los procesos biológicos influyen o coevolucionan con los procesos fisico-químicos de la atmósfera, los suelos y los océanos.
La hipótesis de que Gaia es un organismo se queda solo en la metáfora y Lovelock y demás autores tratan de avanzar hacia una teoría mecanicista, en la que los seres vivos y su entorno físico co-evolucionan, a partir de relaciones cibernéticas. Irónicamente, las críticas a la hipótesis inicial de Gaia por parte de los teóricos evolucionistas neodarwinistas son erróneas para algunos autores, incluso superficiales y quedaron al descubierto relativamente pronto, incluso en publicaciones en las que Lovelock y sus seguidores y algunos de sus críticos participaban, quizás porque en su mayor parte vinieron desde la filosofía de la ciencia y no de científicos teóricos de Gaia. Autores como Lovelock, que se han quejado repetidamente del reduccionismo en el método científico y de la excesiva compartimentalización de la ciencia, no han sido aparentemente conscientes de las contundentes contra-argumentaciones a las críticas de su hipótesis Gaia inicial.”