Antonio Lucio. Licenciado en Derecho, es miembro del Cuerpo de Letrados de la Asamblea de Madrid desde 1991 donde trabajó en medio ambiente y sostenibilidad, sociedad de la información y procesos de gobernanza.
Santiago Alvarez Cantalapiedra. Director de FUHEM-Ecosocial y profesor de Economía Política Mundial en la Universidad Complutense de Madrid.
La sesión arrancó con la intervención de Antonio Lucio que comenzó contextualizando la sesión en el interés que ha despertado la encíclica del Papa Francisco, aunque su interés se retrae a 2001 cuando en plena burbuja inmobiliaria las zonas rurales de Madrid estaban siendo avasalladas por desarrollos urbanísticos y despliegue de infraestructuras. En algunas ocasiones procesos especulativos fueron frenados por lideres tradicionales apelando a la costumbre, pero mayoritariamente no, por lo que empezó a ver los límites de la ética utilitarista y de los argumentos racionales lo que desemboca en su preocupación por las religiones.
Existen muchas expresiones de religiosidad popular que conectan con preocupaciones ecosociales, romerias y otros ritos en la naturaleza, santos como San Francisco, San Frutos… En 2004 organizamos unas jornadas sobre Ética y Medio Ambiente en CONAMA, donde empezamos a reflexionar sobre estas cosas.
En 2003 Gary Gardner escribe un texto en el WORLDWATCH sobre un anuncio televisivo en EEUU firmado por el Club Sierra (ecologista) y la Confederación de iglesias, donde se apelaba a la convergencia de la cabeza y el corazón, movilizando una suerte de espiritualidad para el cambio. Reflexiona Gardner sobre cinco elementos clave que tienen las grandes confesiones: capacidad para moldear cosmovisiones (comunicación ritual y cuidado de la naturaleza), autoridad moral reconocida, base social amplia, recursos materiales y capacidad de cooperación comunitaria.
Frente al Génesis 1.28 con su Creced, multiplicaos y conquistar la tierra que se ha divulgado como justificación para el desarrollismo, existen voces como Jane Goodall o la propia Asamblea Ecuménica de Basilea donde se defiende que la versión original del arameo dice: sois responsables del jardín. Debéis convertiros en jardineros.
Un debate el de la religiosidad y el medio ambiente que en 2001 se realizó en Pakistán entre distintas comunidades islámicas, definiéndose la cuestión ambiental como una de las cuestiones concretas en torno a las que vertebrar un dialogo interreligioso.
Existe una iglesia cada 900 edifiios en EEUU, 1 cada 30 en Pakistán… sin tejer complicidades ecosociales con las religiones que aglutinan a millones de personas, las transiciones se antojan mucho más complicadas de conseguir.
Después Santiago arranco con la Carta de la Tierra de 1992 donde se populariza la crisis ecosocial como la metáfora de un “juicio final” en el que se nos interpela a asumir las consecuencias de nuestros actos. El arrepentimiento es una invitación a cambiar los malos hábitos, ampliando la solidaridad y renunciando al egoismo mediante una conversión. La situación nos exige ir más allá de lo ideológico y transformar nuestras actitudes y valores.
Las religiones son ante todo fórmulas para acumular conocimiento, dar sentido a la vida y a nuestras pautas de relación con otras personas y con la naturaleza. El sistema actual es más que un sistema de producción-consumo, siendo un modelo de producción cultural ya antropológica. Tatcher solía afirmar que la economía es el método pero el objetivo es el alma de la gente. La hegemonía cultural que diría Gramsci.
Desde aquí es desde donde procedió a analizar a encíclica LAUDATO SI, siguiendo el enfoque de ver, juzgar y actuar que propone la propia encíclica.
La encíclica explicita la crisis ecosocial, así como sus vinculos con la pobreza y la fragilidad de la naturaleza., criticando latecnociencia como paradigma único de comprensión del mundo. Un reduccionismo unidimensional y de dominio que tiende a reducir todo a valores económicos, obviando que todo está interrelacionado. La figura de San Francisco cuidador de los pobres y de la naturaleza es recurrente…
Necesitamos de una conversión ecosocial donde se perciba la imporatncia de la naturaleza, así como se impulsen estilos de vida sobrios, basados en dar y compartir, así como en el cuidado de las personas y la naturaleza. Un enfoque excesivamente culturalista, asistimos a una crisis cultural, ética, espiritual… con un poder ilimitadamente destructor que pervierte los medios y los fine, pero sin abordar la cuestión de los medios de producción.
Los principales aportes serían la capacidad de vincular lo separado (propio/ajeno, yo/activismo comunitario, corazón/razón, acción/reflexión, política/ética) y criticar el antropocentrismo despótico frente al bioentrismo. Una apuesta por valorar las relaciones interpersonales como fuente de un “pesimismo esperanzado” que se fragua en un compromiso sin calculos.
En el debate aparecieron reflexiones en torno a la “espiritualidad laica” como amor no atropoceéntrico, paz, espeto a la vida y cuidados. Una forma de conjugar cuerpo, razón y emoción. En la estela de Jordi Pigem y otros autores que se aproximan desde ahí como una vacuna contra el sectarismo. Las experiencias de capillas del silencio en diversas ciudades como Helsinki… o la importancia de las religiones para activar acciones comunitarias que van más allá de acciones individuales agregadas, desde redes institucionales fuertes y con recursos.